Susurros en la oscuridad

En las montañas oscuras del norte, hay una cueva oculta en lo más profundo del bosque que susurra historias de misterio y oscuridad. Su tenebrosa entrada, invitaba a que los más osados se atrevan a adentrarse en sus entrañas. Josué decidió entrar, convencido de que todo eran fábulas extendidas por los más ancianos.
Apenas se había adentrado unos metros en el interior de la cueva cuando una caricia de aire frío y húmedo tocó sus huesos. Percibió algo extraño, cómo una presencia que envolvía el pasadizo. El temor fue creciendo en cada paso. A unos metros vio sombras danzantes que le crearon escalofríos por todo el cuerpo, igual que si hubiera mordido una barra de hielo; pero su curiosidad lo empujó a seguir. Los susurros le ponían los pelos de punta. Pensó en su madre. Si él no regresaba se quedaría sola. Se obligó a quitar esos pensamientos de su mente. Continuó avanzando. Ahora el fuerte olor del azufre bloqueaba sus fosas nasales. Sintió náuseas. Tragó saliva. Su garganta parecía papel de lija. Un murmullo desesperado atacó sus oídos. De pronto, un grito inesperado le alcanzó de lleno. La oscuridad se hizo eco, y la cueva, siguió a la espera de su próxima víctima.

12 Comentarios

  1. La cueva puede imaginarse como un lugar terrorífico, aunque desde su interior surge una profunda atracción hacia la belleza oculta que solo la luz puede desvelar, en esta ocasión mejor será quedarse en la seguridad del exterior. Un abrazo.

    Le gusta a 1 persona

  2. Hola, Nuria.
    Muy valiente el chavea. Yo, a pesar de mis rodillas de madera, veo el aspecto de la entrada de esa simpática cueva y no paro de correr hasta el primer chiringuito. 😅😂
    Has narrado fenomenalmente la forma en que el miedo se va imponiendo y termina por atrapar a su víctima. Felicidades.
    Un Abrazo.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario