El final más esperado

Ella miraba las llamas danzar mientras su sonrisa malévola crecía en su rostro. La envidia consumía su interior; deseaba lo que no tenía. La avaricia la dominaba, pues anhelaba riquezas sin que le importara el precio.

Orgullosa y soberbia se pavoneaba por la vida, hiriendo a todos con su arrogancia. La gula la devoraba, nunca tenía suficiente. La ira la consumía hasta llegar a casi un punto de locura cuando no lograba su propósito, sin que pudiera controlarse. La lujuria la guió hacia caminos oscuros y pecaminosos. La pereza la controlaba, entregándose a la vaguedad e inactividad.  Siete pecados mortales, siete condenaciones, y solo un destino: el infierno.

Nuria de Espinosa

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